Abogado, Dr en Derecho. Profesor honorario de la Universidad de los Andes y ex Magistrado

jueves, 30 de noviembre de 2017

DECALOGO DE LA NEGOCIACIÓN PARA LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ


DECALOGO DE LA NEGOCIACIÓN PARA LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ[1].

Román J. Duque Corredor

Presidente de la Comisión del Centenario Aristides Calvani.

Caracas, 22 de noviembre de 2017. 

 

La doctrina de negociación para la reconciliación y la paz” ha sido elaborada por Román Duque Corredor en base a los discursos y escritos sobre estos temas de Arístides Calvani.

1.- Un consenso es un conjunto de acciones y de actos para lograr un fin.  Esto es un acuerdo. 

2.- El proceso requiere no sólo un método y procedimiento para el acuerdo, sino fundamentalmente a un marco axiológico que sirva de orientación a las decisiones de los participantes, en esencia los valores democráticos como valores superiores y el respeto de los derechos humanos, como un orden universal. 

3.- En épocas de crisis humanitarias, el consenso es  un  deber  ético porque su  fundamento es  el  derecho  humano a  vivir en  democracia,  es decir,  en  paz y  en  tolerancia.  

4.- Considerar la eficacia de la institucionalidad democrática, los  pueblos tienen  el derecho  de  reclamar  el  ejercicio de la tolerancia  y  los poderes públicos la  obligación de restablecerla. 

5.- No es la vía de  hecho  o  de  la fuerza  la forma  de  reconstruir  el  equilibrio en  la  democracia cuando  ésta  está afectada por una crisis institucional.  Tiene que generarse un consenso entre las fuerzas sociales,  si  de  verdad  se quiere reacomodar la   ecuación  entre gobierno y  sociedad  como  salida a la crisis institucional. 

6.- Para que la negociación no fuera bloqueada por su falta de trasparencia y la mutua desconfianza, se  requiere de determinadas condiciones para  que resulte  una verdadera negociación.  Ello quiere decir:  contar con agenda, objetivos, método y plazos definidos.  El orden del día,  sirva  de  referencia pública y evite los bloqueos de la negociación.   Esa agenda, en el   proceso de  consenso, serían los  temas  de  negociación.

7.- El punto de partida del proceso de negociación implica que sectores interesados admitan que existe una crisis que ha de solucionarse mediante un dialogo.

8.- Lograr de verdad un consenso o un acuerdo que asegure el  restablecimiento  de  la  institucionalidad  y el diálogo democrático,  y  que  permita la  reactivación de la economía y  la  superación de  la pobreza  de la población  en  un  clima  de  libertad  y  de  paz.

Las alteraciones de los elementos esenciales de la democracia,  en particular la más dramática, es la intolerancia y la  violencia, y  el   derecho humano  más afectado es el  derecho  a vivir en  paz y  en  desarrollo  económico y  social.  Es decir, el derecho a vivir en  convivencia,  en  libertad y con justicia. 

9.- El acuerdo en el fondo es para la convivencia ciudadana, por lo que la participación de la sociedad civil organizada es fundamental en el proceso de negociación.

10.-  La negociación para la reconciliación y la paz exije aplicar el principio de la legitimidad democrática  según el cual es al pueblo, a quien corresponde decidir en definitiva sobre las cuestiones fundamentales envueltas en la negociación, por cuanto, es él quien tiene el poder originario para decidir y legitimar el acuerdo.

 

 

 

Nota.-

Resulta de  rigor  recordar que  en   situaciones  de graves conflictos, conforme el principio de   respeto de los derechos humanos,  practicar  la  tolerancia,  para revisar mutuamente  decisiones  y  ceder  en  posiciones políticas, no significa renunciar a  las convicciones personales o atemperarlas,  como lo  proclama  el Artículo  1. 4 de la Declaración de Principios sobre la Tolerancia del  16  de  noviembre  de 1995  de  la UNESCO.   

La comunidad internacional insiste ante el gobierno como  ante la oposición de la conveniencia de negociar un  consenso para  solucionar  la crisis institucional, social y económica de  nuestra  democracia.  Esa axiología concibe como la base del  consenso al pluralismo,  junto con  la ética  y  los  derechos humanos.  

De modo que está obligado, principalmente el gobierno   a  reconocer la existencia de    una  sociedad plural que  éticamente  es  superior  a una  sociedad uniforme.  Y, una forma de  manifestar el cumplimiento de ese  deber  ético,  ante  el conflicto que afronta el sistema  político, es promover el consenso político.  

Además, que  el  pluralismo  está  implícito,  en la libertad,  la  justicia y  la igualdad,  las cuales no son  posibles si  se  atenta contra  el  pluralismo  imponiendo una sociedad uniforme o monolítica, favoreciéndose la polarización entre los antagonistas.  

El  pluralismo  es  la   base  para  el consenso,  parte  de  la idea  que  la  verdad política,  nunca es  unilateral  y  que en  materia  política no existe un  criterio absoluto,  sino  que  hay  que  atender  a la verdad  práctica y  real,  que la da  la  sociedad. 

Esa verdad es que la confrontación y la polarización representan  un riesgo  de violencia y  una amenaza para  la paz.  Asimismo, en  su  dimensión  ética, el consenso,  como manifestación del   pluralismo,  tiene  sus  límites, ya  que  no es  posible defender cualquier  cosa,  sino  la  que  se  justifique  racionalmente  y  la que  se  conforme con la axiología constitucional.  

Con relación a un posible  proceso de  acuerdo,  según la doctrina Calvani,  las condiciones  de  la  negociación  han   de  ser  las  del llamado “discurso o dialogo ideal”,   que  reduce las   posibilidades   de  engaño, de ocultamiento, de  irracionalidad de los participantes,   o  de  bloqueo,  como la de  colocar  al participante  en  una  condición de  inferioridad a  la hora  de  negociar  por la interferencia de decisiones  sobrevenidas de una  parte  lo que  agrava  el conflicto,   pendiente el proceso  de  negociación que  exige  que  los participantes sean  plenamente racionales,   capaces  de abandonar el  conflicto  y  lograr la  institucionalización mediante un acuerdo propicio para  una sociedad  más justa.  

 

Por  ello, es  importante un esquema   de  dialogo  que   acredite  la condición de iguales de los  participantes,  como reconocer al “enemigo”   como contraparte  del Gobierno,    y  que   permita  la figura  de unos  negociadores  o  facilitadores,   confiables, que   aprecien   el grado de racionalidad o justicia del dialogo  real.

El diálogo o negociación  ideal,  supone  un  núcleo   axiológico irrenunciable  e  indiscutible,   representados   por  valores objetivos,   que  constituye  lo indudable,   fuera  de cuya  circunferencia  se  penetra  en  la zona  de discusión.  

 

La  idea  de un  conjunto de círculos  concéntricos,   que  según  Gregorio  Robles,    configura   la negociación ideal  en un   proceso  del  consenso político.

 

En efecto, el primer círculo está  constituido por  lo  indiscutible,  en   nuestro  caso,  la aceptación de  los principios  y  elementos esenciales  del orden  democrático,  del  repudio a  la   violencia,  la convivencia  democrática,  la vigencia  del  Estado de  Derecho  y  el  respeto  a  la  dignidad   de  todos los  venezolanos.

 

 El segundo círculo, incluye los  temas  respecto de los cuales es posible llegar  a  un  consenso matizando las diversas  partes sus  posiciones para  acercarlas a las de los  otros.

 

Y, por último, el tercer  círculo que  recoge  los  elementos de  valor  que  han  de  buscarse  para  la  elaboración del consenso racional o  real. Un aspecto crucial de estos diálogos, es buscar la armonía entre la justicia y la reconciliación que ha sido aplicada en procesos difíciles en varios países. La justicia retributiva no comprende los delitos de lesa humanidad, ni los de narco política, ni los de violaciones graves de derechos humanos.

 



[1] Esquema elaborado por la Dra. Cecilia Sosa Gómez para el Bloque Constitucional

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