EL LEGADO INCUMPLIDO DE ALBERTO ADRIANI Y EL ACUERDO NACIONAL PARA EL
PROGRESO Y LA PAZ DE VENEZUELA.
“Su muerte es una lamentable pérdida
para Venezuela”, afirmaba el Presidente
Eleazar López Contreras, en su decreto
de fecha 10 de agosto de 1936, al anunciar al país el fallecimiento del doctor Alberto Adriani,
Ministro de Hacienda, y al declarar por ese
motivo duelo oficial por tres días a
partir de esa fecha. Hoy 10 de agosto de
2016, se cumplen ochenta (80) años de
este luto nacional que el Dr. Alberto Zérega Fombona, su profesor en la Universidad de Ginebra, en
sus palabras en la Cámara de Diputados calificó de “desgracia nacional” por significar su muerte una perdida “para propiciar
la grandeza del futuro patrio” y que el escritor Pedro Sotillo, en su artículo de El Universal, al referirse a
la muerte de Alberto Adriani, lo llamó
“una de las personalidades más vigorosas de Venezuela”.
Significativamente al cumplirse en este 10 de
agosto el ochenta aniversario de la
muerte de Alberto Adriani, suscriben el “Acuerdo Nacional para el Progreso y la Paz
de Venezuela” , quince (15) organizaciones educativas, académicas,
universitarias , gremiales y no
gubernamentales, entre ellas la
Fundación que creara, en abril de 1991,
con su nombre, su hermano Dr.
Elbano Adriani, con el propósito de propiciar la divulgación de su obra, su
pensamiento y su acción, como personalidad sobresaliente de científico y
trabajador incansable por el desarrollo cultural, social y económico de nuestro
país. Con ese doble motivo, de recordar
su lamentable desaparición física y de divulgar su pensamiento, la Fundación
Alberto Adriani, quiere destacar el
significado y la trascendencia del referido Acuerdo, que con las adaptaciones
históricas, reproduce el legado de su epónimo, que constituye un acervo aún no
cumplido en nuestro país.
El Acuerdo
Nacional para el Progreso y la Paz de Venezuela, al igual que Adriani, señala
la necesidad de buscar puntos de confluencia entre los venezolanos para
encontrar caminos o sendas de progreso y de paz para superar la crisis, que en
todos los órdenes sufren los venezolanos.
Adriani consideraba obligatorios para los gobiernos los consensos y conciertos en épocas de crisis y
de transiciones políticas, según su
concepción que gobernar no es mandar sino dialogar. Deber estadal que hoy día es más imperioso por el déficit económico y
social en que se encuentra Venezuela, reconocido por organizaciones nacionales
e internacionales científicas y de opinión,
de innegable prestigio y de
acrisolada autoridad. Los tres objetivos del Acuerdo que hoy se
firma de alcanzar la paz
y la convivencia política, una prosperidad económica sostenible y
compartida, y una verdadera democracia plural y representativa, coincide con el
pensamiento adrianista de la apertura
económica, de una eficiente producción nacional, de la consolidación y
ampliación del mercado interno, de incrementar los ingresos públicos no
dependientes del petróleo, de una
inversión extranjera productiva y de tecnologías modernas, dentro de un Estado orgánico y organizado
que conduzca el país hacia una economía nacional, autónoma
y próspera. Ello a través de un plan armónico
de todos los factores de la producción,
según sus propias palabras, que
compatibilice “Cada libertad concreta
reglada con los intereses del colectivo”. Plan este en el cual Adriani advierte que,
“la agricultura y la cría son mucho más importantes que otras actividades postizas
y antieconómicas a las cuales dedicamos mayor atención”, y que considera “al petróleo como una riqueza transitoria y
postiza”, en su tajante definición de potenciar lo sostenible de una economía
de avanzada. Aspectos de un proyecto como el Acuerdo que se firma a los ochenta años de la muerte de Alberto
Adriani, y que, al igual que en el ayer
de Adriani, de superación de “ideologías
y nacionalismos rabiosos” y del paso de “un estado gendarme a un estado
providencia”, son hoy en día los grandes desafíos de la sociedad
venezolana en el siglo XXI.
La Fundación Alberto Adriani, como promotora
y signataria del ACUERDO NACIONAL PARA EL PROGRESO Y LA PAZ DE VENEZUELA, manifiesta que su suscripción es el mejor
homenaje y reconocimiento a Alberto
Adriani, a los ochenta años de su
muerte, y, la más evidente demostración
de la vigencia de su proyecto de país,
que no se queda solo en el plano político sino que comprende también lo
económico, lo social y lo educativo, y, que, en palabras de Mariano Picón
Salas, es el legado de Alberto Adriani,
para sacar “de la tiniebla una vida nacional aterida y muerta”, que aún sigue pendiente en el país como un
legado incumplido.
Caracas 10 de agosto de 2016
Dr. Román
J. Duque Corredor
Presidente de la Fundación Alberto Adriani.
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