Abogado, Dr en Derecho. Profesor honorario de la Universidad de los Andes y ex Magistrado

miércoles, 10 de agosto de 2016

A LOS OCHENTA AÑOS DE LA MUERTE DE ALBERTO ADRIANI

               A LOS OCHENTA AÑOS DE LA MUERTE DE ALBERTO ADRIANI

Román J. Duque Corredor 

 El 14 de junio de 1898,  en  Zea, polvoriento y desbastado pueblo, que se recuperaba de las ruinas ocasionadas por el terremoto del 28 de abril de 1894, nació un niño, a quien sus padres Don José y Doña María le dieron por nombre Alberto Rómulo. Fue el tercer hijo de esta honorable familia, pues ya le habían antecedido sus hermanos: Domingo Atilio y Amadeo Silvio; posteriormente a Alberto, nacieron Hugo Elbano y Delia María. Tal como consta en el libro de nacimientos de la para entonces Parroquia Zea del año 1898, siendo primera autoridad civil de la referida Parroquia, Don Ramón José Carrero. Este hijo de inmigrantes italianos. Su padre Don José Adriani, de Poggio en la isla de Elba, y Doña María Mazzei de Adriani su progenitora, de Pisa renacentista, radicados en Zea desde 1894.En aquel ambiente de montañas, ayudando a sus padres desde pequeño, sobre el lomo de las bestias en sus quehaceres agrícolas, encontró en el hogar una atmosfera de cultura. Alberto formó parte de los primeros 11 alumnos que se inscribieron en el Instituto “Santo Tomás de Aquino” fundado por el insigne maestro Don Félix Román Duque, cuando abrió sus puertas el 2 de mayo de 1911. Con Don Félix, quien nació en La Grita y se había formado en el Colegio “Sagrado Corazón de Jesús” de esa misma ciudad regentado por el eminente levita Monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno, tuvo Alberto Adriani una especial relación, llegando a ser uno de los alumnos más aventajados, al cursar la primaria y encaminado hacia la secundaria, donde cursó entre otras materias Algebra, Literatura, Química, Latín, Ingles y Francés. Aprendió a expresarse correctamente utilizando un léxico distinguido. Aprendió a amar a la naturaleza en aquellos paseos y excursiones por las aldeas de Zea e hizo del estudio un ejercicio y una disciplina que le acompañó todos los días de su vida. En Zea despuntaron sus inquietudes  de adolescente .Comenzó a vivir la angustia que le devoró toda su vida: la injusticia social, la suerte dura de los campesinos, el pésimo sistema de cultivo que impedía extraer del suelo todas sus riquezas, unido esto, al estancamiento demográfico.

Alberto continuo estudios de secundaria en la ciudad de Mérida entre los años 1914 -1916 cursó estudios en el Liceo anexo a la Universidad de Los Andes. El 21 de septiembre de 1916 presentó su tesis:”Psicología Comparada” El Tipo Criminal nato ante la sana Filosofía” para optar al título  de Bachiller en Filosofía y Letras. Concluidos sus estudios en Mérida Alberto viajó a Caracas e ingresó a la Universidad Central de Venezuela en la especialidad de Jurisprudencia, ciencia por la que no sentía inclinación. Las Ciencias Económicas y Sociales que más le apasionaban, no eran impartidas en aquel momento en Universidades venezolanas. Compañeros de estudio para esa época podemos citar a Mariano Picón Salas, Jacinto Fombona y Manuel Egaña entre otros. Habiendo acentuado su amistad con Picón Salas y Egaña, se refleja está en una mutua correspondencia que mantuvo con estos, durante su permanencia en Norteamérica y Europa, y más tarde en Zea.

Por su capacidad intelectual y su preocupación constante por los problemas del país, Alberto llamó poderosamente la atención, no solo de sus compañeros sino de sus profesores, entre ellos el Dr. Esteban Gil Borges, quien comprendió y admiró a aquel joven con fervor y apasionado por el estudio. Gil Borges al ser nombrado Canciller, designo a Adriani Secretario de esta. En 1921, al celebrarse en centenario de la Batalla de Carabobo, se inauguró en New York un monumento al Libertador. El Gobierno de Venezuela envió una delegación a Estados Unidos presidida por el Canciller Borges, quien se hizo acompañar de Alberto Adriani como Secretario. Entre sus papeles llevaba el canciller, el nombramiento de Alberto como cónsul en Ginebra. Refería la Srta. Josefa Barrios Mora su paisana:”Que la prensa nacional y extranjera se hacía eco de la destacada participación del secretario de la delegación venezolana en todas sus partes: Guías, banquetes, bailes. Ya el destino de Alberto estaba en marcha por los destinos de la política internacional”.

Discrepancias surgidas entre el Dr. Gil Borges y el Presidente Gómez por haberlo omitido en el discurso en New York, dejaron a éste fuera de la Cancillería, por eso Adriani solo pudo desempeñarse tres meses en el Consulado de Ginebra. Don José su padre, continuaba sosteniéndolo en Suiza. Adriani aprovecha para reanudar sus estudios en Ciencias Económicas y Sociales en Ginebra, desempeñándose como Secretario de la delegación venezolana ante la Sociedad de Las Naciones. Terminada su estadía en Ginebra, Alberto viaja a Londres en 1925.Allí lo mismo que en Suiza, nos refería la Srta. Josefa Barrios Mora:”Se consagra a los estudios económicos durante un año. Envía artículos a la prensa, escribía sin cesar, estudiaba, consultaba archivos, no tenía sosiego, descubrió en esa ciudad el Archivo del general Miranda, y por medio del Dr. Caracciolo Parra  Pérez, merideño también, el gobierno de Venezuela lo rescató para nuestro acervo histórico”.
Las ideas transformadoras de Adriani para nuestro país, están plasmadas en sus artículos y conferencias, donde imprimía un patriotismo creador, estaba convencido de la necesidad de levantar a su patria a la altura de las primeras naciones del nuevo continente cuando señalaba: ” Queremos levantar de las ruinas a la industria y el comercio, queremos dar un impulso gigantesco a la instrucción; favoreceremos la inmigración, que ha de traer a nuestras playas gente robusta de cuerpo y espíritu, que levante nuestra raza que decae o se estaciona. Tendremos ferrocarriles, construiremos carreteras, impulsaremos nuestras comunicaciones marítimas, para que por mar y tierra transiten sin tropiezos la riqueza nacional. A donde no llegue la iniciativa individual, allí estará la mano del gobierno”.
En 1926 Adriani se encuentra en EEUU con el Dr. Esteban Gil Borges quien se desempeñaba en el cargo de “Secretario de la Unión Panamericana” quien confió a Adriani el cargo de “Jefe de la División de Cooperación Agrícola”, destacándose en esta dependencia, por su incansable actividad de estudio e investigación, en la búsqueda de las posibles soluciones a los problemas que aquejaba nuestra patria.  En los archivos consulta las estadísticas de las memorias  de los organismos internacionales, al igual que textos en las bibliotecas. Se preparaba en temas de inertes primordial como la agricultura, la moneda, las migraciones, las finanzas, en fin, Alberto Adriani se preparaba y se ejercitaba para desempeñar la gran misión, muy seguro en lo más intimo de su corazón tendría que cumplir en su país cuando Venezuela se lo pidiese. Entre los años 1931 -1935 Adriani permaneció en Zea. Allí lo recibieron sus paisanos con emoción, curiosidad y alegría. Sus padres y hermanos compartieron jubilosos su regreso a casa.
El Dr. José Román Duque Sánchez nos hacía una descripción de la figura y personalidad de este zedeño de excepción durante su estadía en Zea: “Por aquellas calles solitarias transita un hombre sencillo, de porte modesto, matizado de timidez, viste un traje azul, y se le advierte el ojo derecho entrecerrado por una leve y sana picardía. Con su voz metálica saluda en forma seca, sin dejar de ser cordial.” Mariano Picón Salas describía a Adriani:”Como un muchacho de apariencia tímida, rubio, de buen tamaño, que pareciera vivir concentrado en sus pensamientos”.
En Zea entre sus paisanos, compartió con las gentes humildes el cuidado y conocimiento de la tierra. En las fincas propiedad de su familia, ”La Seca”, ”El Bejuquero”, ”Arenales” ,”Guaruries”. Esos parajes lo vieron llevar una vida de campesino; se iba los lunes y regresaba los sábados. En correspondencia a Picón Salas escribió: “Llevo una vida campesina, pero no tan salvaje como pudiera suponerse, y disfruto de una tranquilidad, que no pudiera ser mejor en otra parte”. No se cuidaba de agregar: “Es bueno aquietarse los nervios”.  En este descanso merecido en Zea, el joven Adriani pasaba los días y noches pegado a los libros, escribía artículos donde ofrecía soluciones sobre la difícil situación económica que atravesaba el país. Eran los años de la crisis mundial, que se apoderaba de su patria y amenazaba con arruinarla. En los artículos que enviaba a los periódicos, los entendidos en la materia leían con aires de superioridad despreciativa cuando señalaban:” es el Bachillercito de Ginebra, que pretende dar lecciones y consejos a los eminentes cultivadores de café, y que se atreve a hablar de cosas tan absurdas como la racionalización de la producción, diversificación de cultivos, establecimiento de granjas experimentales, la caída de los precios del café y la ruina de los pequeños agricultores”.  Sus alertas fueron en vano, estos toque de alarma dejaron indiferentes a los engreídos conductores de la economía de nuestro país. Esos gritos de angustia no escuchados por los hacendados, ante los peligros inminentes al fin exclamo: “La crisis ha llegado, y ha sido ruinosa para todos”.
Hay evidencias que ante la angustia que lo oprimía y dejando de un lado la prudencia mantenida hasta el momento, envió a la prensa un artículo titulado:”El Dilema de nuestra Moneda”, donde exponía la verdades de la realidad nacional, fue un gesto audaz que por poco lo conduce a la cárcel. Desde Zea despachaba correspondencia al interior y exterior de Venezuela, igualmente recibía revistas y paquetes de prensa, que le permitían estar conectado con el país y el mundo internacional. Solo dos veces llegaba el correo a Zea a lomo de mula. En versión que nos daba la Srta. Josefa Barrios Mora nos decía:”Sin exagerar, podríamos decir, que los bultos de la correspondencia, eran casi en su totalidad para Alberto”. Con el devenir de libros y revistas Adriani escribía, se preparaba para actuar en el  país cuando fuera preciso, aparte de sus artículos en diarios, dictaba conferencias en Mérida y San Cristóbal. El Dr. Miguel Ángel Burelli Rivas quien estuvo casado con su prima Maruja Adriani, expresaba:” que su hermano Don Domingo Adriani le tenía siempre aperada la mejor mula con el mejor baquiano, para que  cuando fuera menester lo sacara por tierra llana al más cercano pueblo fronterizo de Colombia”.
A la muerte del dictador Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935, Alberto es llamado por el General Eleazar López Contreras. Se le abría a Adriani la posibilidad de poder llevar a la realidad la tarea para la cual se había preparado durante veinte años. Lo primero que le insinuó tratando de descubrir al colaborador desconocido, fue el rectorado de la Universidad de Los Andes. Consideró Adriani que no tenía ánimo para ello. En artículo de prensa escrito por su paisano Rafael Ángel Rondón Márquez dice que Adriani le contesto:” Nunca he enseñado, y creo que no sirvo para eso, con mucho gusto colaboraré en algo que esté de acuerdo con mis inclinaciones y estudios”. Cambió el Presidente la propuesta por la de fundar el Ministerio de Agricultura y Cría el 25 de febrero de 1936. Se dice que Adriani  fue capital en la formulación del programa de febrero promulgado por el Presidente López  Contreras y el 1° de marzo fue designado Alberto Adriani primer titular de ese Ministerio. Solo dos meses estuvo Adriani en la cartera de Agricultura y Cría, Ministerio que puso a andar con conocimiento de causa, porque era el agricultor y criador atenazado por la crisis. Fueron dos meses de trabajo inagotable. En alocución dirigida a la nación por los canales de radio expresaba:”En estos momentos la nación espera mucho de sus hombres fuertes, rudos y de buena voluntad de sus campos. No hay que dejar la tierra sin cultivos, y no se puede permitir que el pan falte a los venezolanos”. En esta etapa le acompañaron algunos venezolanos que han hecho historia en nuestro país como Rodolfo Rojas, Rómulo Betancourt, el poeta Manuel Felipe Rugeles, y su secretario, paisano y contemporáneo Don Rafael Ángel Rondón Márquez, periodista e historiador. En ese tiempo promovió la fundación de un vocero de su despacho, que fuese principalmente órgano de divulgación de los nuevos sistemas ante los agricultores y criadores del país. Así nació la revista: “El Agricultor Venezolano”.
El 29 de abril de 1936, el presidente López Contreras lo trasladó al Ministerio de Hacienda. Sobre ésta designación escribió Uslar Pietri: ”En el sillón de aquel despacho, después de Santos Michelena, no se había sentado otro hombre más capaz”. En el ejercicio de sus funciones creó “La Revista de Hacienda”, cuyo primer número no llegó a circular sino después de su muerte. Adriani, trabajaba hasta 18 horas en su despacho, era un hombre de reciedumbre romana. Ante la reacción de los ignorantes y perezosos decía:”Amigo mío, ante la imbecilidad, hasta los Dioses son impotentes”. Impulsó reformas a las leyes de Arancel, de Aduanas, de cigarrillos y otras leyes de vital importancia. En el Ministerio de Hacienda solo permaneció cuatro meses, desarrollando una extraordinaria labor, fiel a sus postulados “trabajo, trabajo”. Se decía que en ese Ministerio la luz permanecía encendida hasta avanzadas horas de la noche. El Dr. Arturo Uslar Pietri nos daba su propia visión de este gran hombre:” Ni los caciques surgidos de una raza contemporánea del padre Orinoco, ni los hombres que a puro heroísmo ganaron la independencia, ni los descendientes de los más antiguos colonos, han sido venezolanos, de este modo más sustancial y sustantivo que este hijo de italianos”.
Hoy en la conmemoración de su  muerte el 10 de agosto de 1936, podríamos señalar que Alberto Adriani tuvo premoniciones acerca de su desaparición física. Aunque joven, y en plena actividad con cuerpo sano, clara lamente y templado el corazón, en uno de sus cuadernos de notas nos dejó escrito lo siguiente:” Todo el mal de mi vida lo constituye el tiempo que vuela y envejece, y el temor de que esta vida se prolongue, y al prolongarse me vuelva filisteo, pero me someto al destino”. Quizás por eso se marcho temprano comento el Dr. Román Duque Sánchez, como se desojan en flor los amados de los Dioses. Nos refirió Burelli Rivas en discurso en Zea en 1997 al inicio del año jubilar del centenario de su nacimiento, que Adriani tres meses antes de su muerte escribió un artículo donde decía: ” Que nuestros problemas concretos son de sanidad, educación, comunicación, economía, en una palabra, nuestro troncado atraso nacional. La educación tiene que estar apropiada al medio” Podríamos decir que su pensamiento sigue vigente.
Sobre el petróleo  Adriani decía que esta industria desde el punto de vista económico era una provincia extranjera enclavada en nuestro territorio, y el país no obtenía ventajas con las cuales podíamos estar jubilosos, por más que hayan sido en cierto sentido satisfactorias. De allí, su empeño en volcar al campo los ingresos del petróleo convertidos en una agricultura moderna, no de reformas agrarias, sino de reforma agrícola para transformar al campesino en pequeño, mediano y grande empresario. Transformados en viviendas decentes, en escuelas apropiadas, en salud, riego, caminos, en créditos, en electrificación. Escuchándolo hablar con esa  convicción profunda y definitiva, Uslar Pietri concluyó con la frase extraordinaria que hace 76 años acuñó para sintetizar aquel pensamiento:”HAY QUE SEMBRAR EL PETROLEO”.
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Fue el  lunes 10 de agosto de 1936, cuando lo sorprendió la muerte en una de las habitaciones del “Hotel Magestic” en la ciudad de Caracas. En palabras de la Srta. Josefa Barrios Mora, apreciamos el impacto que causó la infausta noticia de su desaparición física, tanto a nivel local y nacional. En Zea sus paisanos lo lloraron por que se sabía que:” Se apagaba para Venezuela una de sus más claras luces. Aquel cerebro fertilísimo, aquella capacidad para la acción, aquella sed de mejoramiento de nuestro sistema económico, quedaron malogrados. Entonces fue que cayó en cuenta la provincia y la patria de lo que era Alberto Adriani.” Sobre su muerte, escribió su paisano, amigo de infancia y muy cercano colaborador Don  Rafael Ángel Rondón Márquez, el martes 11 de agosto de 1936  en el Diario El Universal: “Su muerte inesperada y súbita, sume en perplejidades a cuantos le conocimos. Tan austero era, que ni el vino generoso de la mesa de su hogar, directamente importado de sus propios viñedos, lo probaba. Ni fumaba siquiera. Y hasta en asuntos sexuales, se regía por una forma definida y metódica. Ha sido verdaderamente una venganza de la Némesis Griega”. Apuntaba más adelante Rondón Márquez en aquel escrito: “Yo solo pienso en sus viejos y buenos padres y en su única hermana. Confundo mis lagrimas fraternales con las suyas, y pregunto al Sino rebelado ¿Por qué ha sucedido esto?. Dicen que lo hallaron con la mano crispada sobre el corazón. Probablemente apostrofada al destino como André Chenier : “Morir tan joven: Aquí habrá algo!”.
Zea tiene el orgullo de este hijo descomunal de Venezuela, que ha tenido en él, el pedestal adecuado de su gloria. En  mayo de 1953 el Ejecutivo del estado Mérida, siendo Gobernador el Dr. Vicente Tálamo decretó la construcción de pedestales del Dr. Alberto Adriani y de Don Félix Román Duque en el Grupo Escolar de Zea, que honrosamente lleva el epónimo del insigne maestro .Estos dos hombres tuvieron una estrecha relación de maestro a alumno y luego como amigos que luego tuvieron una copiosa correspondencia en la que encontramos pasajes como el siguiente. Cuando Adriani iba camino de Ginebra escribió a su maestro:”Aquí voy por el camino que usted me trazó”. Don Félix, forjador de los primeros años de la educación de Adriani, aunque nació en La grita, hizo de Zea sin olvidar su pueblo natal, su lar de afectos invariables.
El Vigía tierra de pujante progreso agrícola, pecuaria  e industrial también honra la memoria de Alberto Adriani , cuando por Decreto Legislativo del 14 de junio de 1955, con ejecútese del 20 de junio del mismo año, creó el Municipio Alberto Adriani y se agregó al Distrito Tovar. Diez años más tarde por Decreto Legislativo del 22 de noviembre de 1965, con ejecútese del 27 del mismo mes, este municipio adquirió la categoría de Distrito con su capital El Vigía.
Desde el 12 de febrero de 1966 cuando se inauguró esta plaza que honra la memoria de nuestro egregio paisano, también en el pedestal adecuado de su gloria, con motivo de los actos de elevación a la categoría de Distrito, con discursos protocolares del Dr. Jesús Rondón Nucete y el Dr. Manuel Egaña. Cada año venimos aquí, a recordar el pensamiento vida y obra del Dr. Alberto Adriani Mazzei. Y a decirle a su pueblo que su pensamiento vive en el quehacer de los zedeños, de los vigienses, merideños, Venezuela y el mundo.
Desde el miércoles 27 de enero de 1999 sus restos reposan en el Panteón Nacional, junto a Bolívar, los próceres de la independencia y figuras de la historia y la cultura quien este servidor como Secretario de la comisión Centenaria de Zea, tuve el honor de acompañar a las autoridades de los Municipios Zea y Alberto Adriani de entonces, junto a las autoridades nacionales, donde el Dr. Asdrubal Baptista en el acto de inhumación expreso: ”La Patria te concede el privilegio de yacer para siempre bajo la mirada atenta de su historia. Agradecida está por tus esfuerzos que echaron raíces y fructificaron. Honra tu existencia. Larga honra a tu corta existencia, y que sea apacible tu sueño de siglos”.
Quiero culminar estas palabras con el mensaje que nos dejara el gran Alberto: “PARA EDIFICAR LA GRANDEZA DE LA PATRIA, COMIENCE CADA UNO POR SU MUNICIPIO.”
 
 Caracas, 10 de agosto de 2016
 


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