CONFLICTO POLITICO Y
NEGOCIACION
Roman J. Duque Corredor
El conflicto entre gobierno y oposición en
Venezuela excede del concepto tradicional de conflicto político entre partidos,
porque más que una lucha o disputa por el poder, se trata de la confrontación
entre dos modelos ideológicos contradictorios del sistema de gobierno. Es
decir, un enfrentamiento entre el sistema autoritario socialista-militarista y
el sistema democrático social del Estado de Derecho. En efecto, el factor
principal de la confrontación política en Venezuela, es la imposición desde el
poder de la ideología de un socialismo totalitario con apoyo militar. En otras
palabras, entre dictadura militarista o democracia.
El conflicto es no solo
entre el partido del gobierno y los partidos de la oposición, contrarios a esa ideología,
sino fundamentalmente entre el gobierno socio militarista y los sectores democráticos
de la sociedad. Por ello, esto nos ha ha conducido a la violencia y la persecución
de los sectores democráticos. El conflicto no se traduce solo en discusiones de
las diferentes ideologías, sino en violencia física y en discriminación por
parte del gobierno de los sectores que no comparten su ideología y hasta de sus
disidentes. Y fundamentalmente en la destrucción del modelo jurídico político
del Estado democrático y social de Derecho y Justicia que se contempla en la Constitución
de 1999. Además, en este conflicto ideológico, el uso de la fuerza, inclusive
de la justicia castrense, por el gobierno ha causado violaciones graves de
derechos humanos y hasta crímenes de lesa humanidad, y en donde se distingue
entre amigos y enemigos; lo cual dificulta su solución por medios democráticos
de conciliación.
Si bien se trata de un asunto interno, sin embargo, una de sus causas es externa, por la influencia de gobiernos cuyos modelos ideológicos de poder son el del socialismo totalitario antidemocrático, por lo que en la práctica implica vulneraciones del orden constitucional vigente y de los valores morales del orden social. Dado su naturaleza ideológica el contrario no es aceptado y por eso es discriminado o excluido, y el gobierno actúa como una clase dominante para legitimar su poder con medidas arbitrarias y contrarias a los derechos humanos, para imponer su sistema ideológico del poder. Imposición que se manifiesta en las restricciones a derechos civiles y políticos como la libertad de pensamiento, de expresión, de información, de manifestación y de libre elección. Por ello, el conflicto ha llegado a manifestarse en forma de enfrentamientos violentos y hasta de grupos armados paramilitares. Por otro lado, el conflicto político venezolano ha trascendido de las personas e impactado la estructura social, por razones de una política económica que ha conducido a la escasez de alimentos y medicinas, que ha incrementado los índices de mortalidad y de desnutrición y ha ocasionado la mayor hiperinflación del mundo, por lo que además configura una grave situación social. Estas características dificultan la solución, que se califica de crisis humanitaria, por los perjuicios causados a la población respecto de su alimentación y salud: lo que dificulta salidas constructivas. Una característica del conflicto político venezolano es la utilización de la fuerza armada y del poder judicial como instrumentos de dominio y de persecución. Y un aspecto definitorio es la de distorsión del proceso constituyente para implantar un sistema ideológico, ante la pérdida electoral del poder legislativo y de los poderes municipales frente a la oposición democrática. Lo que podría llamarse crimen de lesa democracia, como lo es destruir el sistema de partidos y del sufragio libre, universal y directo, y la desmotivación electoral.
Si bien se trata de un asunto interno, sin embargo, una de sus causas es externa, por la influencia de gobiernos cuyos modelos ideológicos de poder son el del socialismo totalitario antidemocrático, por lo que en la práctica implica vulneraciones del orden constitucional vigente y de los valores morales del orden social. Dado su naturaleza ideológica el contrario no es aceptado y por eso es discriminado o excluido, y el gobierno actúa como una clase dominante para legitimar su poder con medidas arbitrarias y contrarias a los derechos humanos, para imponer su sistema ideológico del poder. Imposición que se manifiesta en las restricciones a derechos civiles y políticos como la libertad de pensamiento, de expresión, de información, de manifestación y de libre elección. Por ello, el conflicto ha llegado a manifestarse en forma de enfrentamientos violentos y hasta de grupos armados paramilitares. Por otro lado, el conflicto político venezolano ha trascendido de las personas e impactado la estructura social, por razones de una política económica que ha conducido a la escasez de alimentos y medicinas, que ha incrementado los índices de mortalidad y de desnutrición y ha ocasionado la mayor hiperinflación del mundo, por lo que además configura una grave situación social. Estas características dificultan la solución, que se califica de crisis humanitaria, por los perjuicios causados a la población respecto de su alimentación y salud: lo que dificulta salidas constructivas. Una característica del conflicto político venezolano es la utilización de la fuerza armada y del poder judicial como instrumentos de dominio y de persecución. Y un aspecto definitorio es la de distorsión del proceso constituyente para implantar un sistema ideológico, ante la pérdida electoral del poder legislativo y de los poderes municipales frente a la oposición democrática. Lo que podría llamarse crimen de lesa democracia, como lo es destruir el sistema de partidos y del sufragio libre, universal y directo, y la desmotivación electoral.
Desde otro orden de
ideas, la persecución en gran escala, bajo un contexto sistemático organizado y
programado de discriminación y de exclusión de los sectores de la población que
no simpatizan con el gobierno, así como las desapariciones, las detenciones
arbitrarias, los presos políticos, el juzgamiento de civiles por tribunales
militares y las violaciones a derechos fundamentales en magnitudes crecientes,
como parte de ese plan sistemático, permiten calificar el conflicto político en
Venezuela, a la luz del derecho penal internacional, del crimen de lesa
humanidad de persecución. Por eso, el proceso de negociación para la búsqueda
de soluciones a estos crímenes es difícil, largo y de una gran exigencia de
fortaleza moral y de formación política por parte de los negociadores, así como
de una metodología de negociación clara, transparente y que garantice la participación
de la sociedad civil en dicho proceso. Además de una probada experticia en
procesos de conciliación y la presencia de observadores internacionales que
velen por la irrenunciabilidad e inalienabilidad de los derechos fundamentales
y de los elementos esenciales del sistema político democrático, porque de lo
que se trata es del derecho del pueblo venezolano de vivir en democracia en
libertad, justicia y con dignidad. Finalmente, la naturaleza dramática del momento
obliga a la oposición no solo a mantener su unidad, sino que en la búsqueda de
un gobierno de transición para el cambio político, los intereses particulares
no deben privar sobre los principios, y sobre todo que en la escogencia del
futuro gobernante se busque consensuadamente no un simple candidato, sino
fundamentalmente un verdadero estadista.
Caracas, 9 de diciembre de 2017.
Caracas, 9 de diciembre de 2017.
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