Abogado, Dr en Derecho. Profesor honorario de la Universidad de los Andes y ex Magistrado
martes, 10 de agosto de 2021
EL LEGADO INCUMPLIDO DE ALBERTO ADRIANI
EL LEGADO INCUMPLIDO DE ALBERTO ADRIANI Y EL ACUERDO NACIONAL PARA EL PROGRESO Y LA PAZ DE VENEZUELA.
“Su muerte es una lamentable pérdida para Venezuela”, afirmaba el Presidente Eleazar López Contreras, en su decreto de fecha 10 de agosto de 1936, al anunciar al país el fallecimiento del doctor Alberto Adriani, Ministro de Hacienda y al declarar por ese motivo duelo oficial por tres días a partir de esa fecha. Hoy 10 de agosto de 2021, se cumplen ochenta y cinco (85) años de este luto nacional, que el Dr. Alberto Zérega Fombona, su profesor en la Universidad de Ginebra, en sus palabras en la Cámara de Diputados calificó de “desgracia nacional” por significar su muerte una perdida “para propiciar la grandeza del futuro patrio” y que el escritor Pedro Sotillo, en su artículo de El Universal, al referirse a la muerte de Alberto Adriani, lo llamó “una de las personalidades más vigorosas de Venezuela”.
Significativamente al cumplirse en este 10 de agosto el ochenta y cinco aniversario de la muerte de Alberto Adriani, la sociedad civil, y la oposición democrática, mayoritariamente, hablan de la necesidad de un acuerdo para el progreso y la paz de Venezuela, para resolver la grave crisis institucional, política económica y social, que afecta la esencia misma de la dignidad humana. La Fundación que lleva el nombre de este ilustre venezolano, creada con el propósito de propiciar la divulgación de su obra, su pensamiento y su acción, como personalidad sobresaliente de científico y trabajador incansable por el desarrollo cultural, social y económico de nuestro país, apoya la celebración de dicho acuerdo, de indudable sentido patriótico. Es así, que con el doble motivo de recordar la lamentable desaparición física de su epónimo y de divulgar su pensamiento, la Fundación Alberto Adriani quiere destacar el significado y la trascendencia de los propósitos de un acuerdo como el que se requiere para salir de la postración en que se encuentra Venezuela, que con las adaptaciones históricas, reproduce el legado adrianista, que constituye, sin duda, un acervo aún no cumplido en nuestro país.
Un acuerdo para el progreso y la paz de Venezuela, con justicia y libertad, como lo proponía Adriani, responde al clamor nacional de buscar puntos de confluencia para encontrar caminos o sendas para superar la crisis, que en todos los órdenes sufren los venezolanos. Adriani consideraba obligatorios para los gobiernos los consensos y conciertos en épocas de crisis y de transiciones políticas, según su concepción que gobernar no es mandar sino dialogar. Deber estadal que hoy día es más imperioso por el déficit económico y social en que se encuentra Venezuela, reconocido por organizaciones nacionales e internacionales científicas y de opinión, de innegable prestigio y de acrisolada autoridad. Entre esos objetivos para alcanzar la paz y la convivencia política, es fundamental construir una prosperidad económica sostenible y compartida y una verdadera democracia plural y representativa, lo cual coincide con el pensamiento adrianista de la apertura económica, de una eficiente producción nacional, de la consolidación y ampliación del mercado interno, de incrementar los ingresos públicos no dependientes del petróleo, de una inversión extranjera productiva y de tecnologías modernas, dentro de un Estado democrático orgánico y organizado que conduzca el país hacia una economía nacional, autónoma y próspera. Ello a través de un plan armónico de todos los factores de la producción, según sus propias palabras, que compatibilice “Cada libertad concreta reglada con los intereses del colectivo”. Plan este en el cual Adriani advierte que, “la agricultura y la cría son mucho más importantes que otras actividades postizas y antieconómicas a las cuales dedicamos mayor atención”, y que considera “al petróleo como una riqueza transitoria y postiza”, en su tajante definición de potenciar lo sostenible de una economía de avanzada y de la educación como garantía de esa sostenibilidad. Y de promover al desarrollo local como la base del desarrollo nacional. Aspectos que si en el ayer de Adriani, debía superar “ideologías y nacionalismos rabiosos” y el paso de “un estado gendarme a un estado providencia”, son hoy en día uno de los grandes desafíos de la sociedad venezolana en el siglo XXI, sobre todo ante la amenaza de la instauración de un estado comunal que es la versión moderna ideologizada del “gendarme necesario”.
La Fundación Alberto Adriani, en su empeño de difundir el pensamiento adrianista, a los ochenta y cinco años de su muerte, recoge del legado de su epónimo, la necesidad y lo aspectos trascendentes de un acuerdo nacional para la vigencia de un proyecto de país, prospero, libre y democrático. Acuerdo que no se queda solo en el plano político sino que comprende también lo económico, lo social y lo educativo, y, que, en palabras de Mariano Picón Salas, es el legado de Alberto Adriani, para sacar “de la tiniebla una vida nacional aterida y muerta”, que aún sigue pendiente en el país como un legado incumplido.
Caracas 10 de agosto de 2021
Dr. Román J. Duque Corredor
Presidente de la Fundación Alberto Adriani.
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