BLOQUE CONSTITUCIONAL DE VENEZUELA
Doctrina Social de la Iglesia, Justicia Transicional y
Reconciliación
Román J. Duque Corredor[1]
1. La
Paz Estratégica.
Los temas de la Justicia Transicional y Reconciliación, como base
de la paz sostenible, ha sido una postura de la Iglesia Católica, en los
conflictos, entre otros de Burundi, Sudán del Sur, Perú, Colombia y Mindanao,
al sur de las Filipinas, mediante una doctrina que se ha ido consolidando.
Además, instituciones, como la Red Católica de Construcción de Paz
(CPN)[2],
del Instituto Kroc de Paz
Internacional [3],
de la Universidad de Notre Dame en la Escuela Keough de Asuntos Globales[4]
y la Catholic Relief Services (CRS)[5], fundada por los Obispos Católicos de los Estados Unidos; han realizado
estudios y prácticas de la construcción de paz en regiones que sufren crisis
humanitarias por conflictos, que implican el diálogo y la colaboración con
todos aquellos comprometidos con la construcción de un mundo más justo y
pacífico. Su tesis es “La Construcción de la Paz Estratégica”, que consiste en su consolidación
mediante “el
desarrollo de relaciones personales, grupales y políticas constructivas a
través de fronteras étnicas, religiosas, de clase, nacionales y
raciales. Su objetivo es resolver la injusticia de manera no violenta y
transformar las condiciones estructurales que generan conflictos
mortales. La consolidación de la paz puede incluir la prevención de
conflictos; manejo de conflictos; resolución y transformación de
conflictos, y reconciliación posconflictos”. Y estratégica, cuando “funciona a largo plazo y en todos los niveles
de la sociedad para establecer y mantener relaciones entre
las personas a nivel local y global”. Puesto que “la consolidación estratégica
de la paz conecta a personas y grupos “sobre el terreno” (grupos
comunitarios y religiosos, organizaciones de base, etc.) con los encargados de formular políticas
y los agentes de poder (gobiernos, las Naciones Unidas,
corporaciones, bancos, etc.)”. Sin embargo, “su objetivo no es solo resolver
conflictos, sino también construir sociedades, instituciones, políticas y
relaciones que sean más capaces de sostener la paz y la justicia”. Por ello, tratan
e investigan cuestiones de derechos humanos, prosperidad económica y
sostenibilidad ambiental, así como la violencia y la justicia, para la
construcción de la paz estratégica[6]. Ahora bien, en la tesis de la consolidación
estratégica de la paz se reconoce que la pacificación es una vocación a largo
plazo, que se extiende a lo largo de generaciones, que requiere de alianzas
entre grupos que sobreviran a los conflictos, que crearán una plataforma para
el desarrollo humano sostenible y la seguridad.
2.
Doctrina
Católica sobre la Paz Estratégica.
Sobre este
Tema, de la Paz Estratégica, las organizaciones católicas mencionadas
anteriormente, produjeron un reflexivo documento, denominado “Posturas
católicas ante la justicia de transición y los procesos de reconciliación.
Lineamientos para la reflexión y la planeación”, bajo la autoría de Tom Bamat, Caesar A. Montevecchio,
Gerard F. Powers y traducido por Marco Batta[7]. Documento que sistematiza principios
deducidos de la labor de muchos años realizada por la Red Católica de
Construcción de Paz (Catholic Peacebuilding Network o CPN) y muchas de sus
instituciones afiliadas con la comunidad católica, en zonas que sufren
conflictos violentos. Y que resume
trabajos de académicos y promotores de paz presentados en agosto de 2016 en la
Catholic University of América en agosto de 2016.
El Documento citado se
refiere a los contextos de violencia y postviolencia y la misión de la Iglesia
de ser promotora de la paz, que busca precisar el alcance de los retos
esenciales en la búsqueda de la justicia de transición y de la reconciliación.
Pero en base a las reflexiones tomadas de la experiencia de la Iglesia en todo
el mundo, en su misión de promotora de la paz, porque quiere ser eminentemente
práctica. Así, en el Documento citado, se analizan cuatro tipos de
problemas: Las condiciones generales
para una acción efectiva; los roles apropiados para la Iglesia Católica y sus
fortalezas; el amplio rango de posturas que pueden adoptar los agentes
eclesiales, métodos y fundamentos; y algunos retos y dilemas particulares.
Igualmente trata sobre el monitoreo y la evaluación de las iniciativas de la
Iglesia, así como acerca de una rendición de cuentas concomitante. Presenta,
por tanto, formas para llevar un control del progreso y evaluar resultados, y
hace énfasis en un aprendizaje sistemático y en la aplicación de lecciones
aprendidas en los esfuerzos por lograr la paz y la reconciliación. Al final del
Documento se encuentra una lista de recursos para quienes que deseen estudiar
problemáticas particulares con mayor profundidad. Es decir, señala exhaustivamente
las fuentes bibliográficas de la doctrina de la Paz Estratégica, académicas,
documentos y declaraciones de la Iglesia, herramientas de capacitación, y
materiales educativos y pastorales y los instrumentos de Planeación, monitoreo,
análisis y evaluación.
3.
Contenido del
Documento sobre la Doctrina de la Paz Estratégica.
Si bien, más adelante me referiré solo a las reflexiones sobre la
Justicia Transicional y la Reconciliación, del Documento, objeto de este
trabajo, haré un breve resumen de su contenido.
El Texto que nos ocupa
hace un repaso de la reiterada vocación de la Iglesia de promover la paz en los
procesos de justicia de transición y de reconciliación, fundada en la Escritura
y orientada por la Doctrina Social de la Iglesia. Hace hincapié en los valores y principios
fundamentales del Evangelio, de donde se extraen reflexiones prácticas y
orientación que se fundamentan en la experiencia de otros creyentes comprometidos
en todo el mundo. Igualmente, describe las condiciones generales que permiten
en las actividades de la Iglesia tener un verdadero impacto y explica la
importancia de que los agentes eclesiales asuman el tipo de roles específicos
desde los cuales pueden ser más eficaces. El Documento presenta la inmensa
diversidad de iniciativas realizadas por los agentes eclesiales basados en el
contexto y el carisma, estatus y habilidades, invitación e iniciativa organizativa.
Al pasar a los dilemas prácticos y los retos, el Documento aborda las posibles
dificultades al equilibrar paz y justicia; respaldar a las víctimas sin olvidar
a los agresores; promover la unidad de la Iglesia, mientras se respeta la
diversidad; crear coaliciones sin comprometer los valores y la identidad
católicas; involucrar a los gobiernos con prudencia; elegir palabras y ritos
con prudencia, considerando cuidadosamente su impacto potencial; y
comprometerse con la justicia y la reconciliación a largo plazo.
En la parte
final, se ocupa de la evaluación de las iniciativas de la Iglesia y de sus
fundamentos ideológicos, llevando control del progreso, evaluando los
resultados, aprendiendo de los errores, y aplicando lo aprendido a mejorar el
trabajo por la paz futura y la reconciliación.
Y, en último lugar, enumera exhaustivamente los recursos utilizados en la preparación
del Documento, así las fuentes bibliográficas que pueden ser de
interés para los lectores que quieran conocer más la doctrina de la Iglesia
sobre la justicia de transición y la reconciliación; aprovechar sus recursos y
herramientas; así como hacer investigaciones sobre justicia de transición y
reconciliación, teología práctica o casos particulares; o aprender más sobre
monitoreo, evaluación o diseño de proyectos.
4.
Justicia de
Transición y Reconciliación en la Doctrina Social de la Iglesia.
Según los textos de su doctrina, la Iglesia considera la promoción
de la paz parte de su misión de la Iglesia Católica, para después precisar en
el significado de la justicia de transición y la reconciliación. Y hace énfasis
en la justicia en tiempos de transición. En efecto, en la Enclica Gaudium et Spes[8],
el Concilio Vaticano II, entre los
problemas del mundo señala que están la
desconfianza, los odios y los conflictos. El Vaticano II llamó vivamente a los
creyentes a colaborar con todos, ayudados por Cristo, a “cimentar la paz en la
justicia y el amor y a aportar los medios de la paz”. Por lo que los obispos de
los Estados Unidos, veinte años después de dicho Concilio, afirmaron que “la
promoción de la paz no es una tarea opcional. Es un requisito de nuestra fe”[9]. Esta convicción ha llevado al Papa Francisco a viajar a lugares que sufren
conflictos violentos como Israel y Palestina; Filipinas; Sri Lanka, Bosnia y
Herzegovina; la República Centroafricana; Birmania y Colombia, entre otros. Y
recientemente, en febrero de 2023, a la República
Democrática del Congo y a Sudán del Sur, donde llamó a la paz, al perdón y a la
reconciliación, y denunció la criminal corrupción de los poderes. Con su ejemplo ha demostrado “su compromiso con la misión de la
Iglesia de promover la paz en zonas de conflicto”[10]. Y, en su Mensaje para la Jornada Mundial de
la Paz de 2017, denominado ” La no violencia: un estilo de política para la paz”, el Papa
Francisco llamó al Sermón de la Montaña un “manual” de formas para promover la
paz (núm. 6) y afirmó, “quien acoge la Buena Noticia de Jesús reconoce su
propia violencia y se deja curar por la misericordia de Dios, convirtiéndose a
su vez en instrumento de reconciliación” (núm. 3)[11].
Con fundamento
en la Escritura[12],
la reconciliación se encuentra en la Doctrina Social de la Iglesia, sobre la noción teológica de que el perdón precede
al arrepentimiento y, de hecho, convierte al arrepentimiento en un fruto de ese
perdón. Entre sus principios fundamentales
está la dignidad humana, la opción preferencial por los pobres, la solidaridad
a nivel mundial, la lucha por los derechos humanos y por el bien común, y la
importancia de la misericordia. La Doctrina Social de la Iglesia, desde la
Pacem in Terris del Papa San Juan XXIII, ha insistido en el tema de la paz y su
lógica relación con la reconciliación y la justicia. Por ejemplo, en la Dives in Misericordia del San
Juan Pablo II, se sostiene que, “la auténtica misericordia es (...) la fuente
más profunda de la justicia” y afirma: “la estructura fundamental de la
justicia penetra siempre en el campo de la misericordia. Esta, sin embargo,
tiene la fuerza de conferir a la justicia un contenido nuevo que se expresa de
la manera más sencilla y plena en el perdón” (núm. 14). Por su parte, el Papa Benedicto XVI hace de
la reconciliación el hilo conductor de la Exhortación Apostólica Postsinodal de
2011 sobre la Iglesia en África, Africae Munus[13].
Y a nivel regional y nacional, las conferencias episcopales han hablado de la
reconciliación. Por ejemplo, en 1968, el Consejo Episcopal Latinoamericano
(CELAM) hizo de la reconciliación en Cristo el centro de sus reflexiones
doctrinales sobre la paz[14].
O, en la forma en que la Conferencia
Episcopal de Uganda ha llamado repetidamente al gobierno y a la sociedad a
promover la reconciliación por el bien del país[15].
Al cierre de la 89º Asamblea Ordinaria, la
Conferencia Episcopal de Venezuela dio a conocer, el 11 de enero de 2008, el
documento, titulado "Caminos de Reconciliación y Esperanzas”, en el que llama
a las fuerzas políticas y sociales del país a ingresar a una nueva etapa de reconciliación nacional. Y, señala
que los prelados de Venezuela "queremos aportar nuestra visión cristiana para iluminar las conciencias y
señalar caminos de reconciliación y esperanza a la luz del
Evangelio, a fin de lograr unidos una Venezuela en paz". Porque, "Los
obispos consideramos que el mejor servicio que debemos darle a nuestra patria,
en estos momentos de antagonismos entre los venezolanos, es el de mantenernos
unidos, de ser fieles en anunciar
al país el Evangelio de la Reconciliación, de establecer puentes de
entendimiento y aportar valores y para la
construcción de una cultura de la paz y de la solidaridad”[16].
El Papa Francisco el 26 de septiembre de 2013, en audiencia con los miembros de
la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), les pidió ser una Iglesia cercana y
abierta a todos los que promuevan la paz y la reconciliación en el país. Y resaltó la necesidad de que, al ser
cercana, la Iglesia sea fiel a su misión evangelizadora y promotora del
diálogo. Enfatizó además la dimensión de cercanía a los más pobres y
necesitados de la sociedad. Para ello pidió que no fueran ni obispos ni
sacerdotes príncipes, sino ministros encarnados y buenos testimonios vivos de
fe. El Papa también los exhortó a ser promotores del diálogo, la paz y la
reconciliación. En esta misma línea, los obispos venezolanos le agradecieron su mensaje del 21 de abril del mismo año,
cuando el Santo Padre los invitaba a ser un ámbito de encuentro para el diálogo
y reconciliación de Venezuela.
El Documento, “Posturas
católicas ante la justicia de transición y los procesos de reconciliación.
Lineamientos para la reflexión y la planeación”, que he venido comentando, hace
referencia a la metodología
pastoral común, sostenida en la encíclica del Papa San Juan XXIII Mater et
Magistra, de “ver-juzgar-actuar", atribuida al cardenal belga Joseph
Cardijn, de la forma útil de poner en práctica los
principios cristianos, que Implica: 1) ver la realidad vivida por las
comunidades y personas en un esfuerzo por entender sus preocupaciones e
identificar y dar un nombre a sus problemas; 2) juzgar o evaluar la situación a
la luz de la fe cristiana; y 3) actuar de una forma que permita mejorar las
estructuras y aliviar los conflictos y las injusticias que están haciendo
sufrir a la gente. Metodología esta de la cual una manifestación es el
Documento de la Aparecida, que fue preparado por el Consejo Episcopal
Latinoamericano en 2007, después de su V Conferencia General. En efecto, este
documento describe la “nueva evangelización” para América Latina y hace de la
reconciliación un principio central de la conversión cultural que esta concibe.
El documento está dividido en tres partes, siguiendo la metodología de
“ver-juzgar-actuar”, comenzando con “La vida de nuestros pueblos hoy”, pasando
después a “La vida de Jesucristo en los discípulos misioneros” para reflexionar
en la situación de la gente y terminando con “La vida de Jesucristo para
nuestros pueblos” que ofrece recomendaciones y pautas de acción[17].
5.
La Justicia en
Tiempos de Transición. La reconciliación como uno de sus elementos.
La justicia
de transición se define en el Documento, en comento, como “las formas en que
los países que acaban de atravesar por periodos de conflicto y represión,
abordan las violaciones de los derechos humanos a gran escala o sistemáticas,
las cuales son tan numerosas y graves que el sistema ordinario de justicia no
puede ofrecer una respuesta adecuada” (¿ICTJ, “What is Transitional Justice?”
[¿Qué es la justicia transicional?]). En este orden de ideas, se recuerda que,
de acuerdo con las Naciones Unidas, esta Justicia abarca “toda la variedad de
procesos y mecanismos asociados con los intentos de una sociedad por resolver
los problemas derivados de un pasado de abusos a gran escala, a fin de que los
responsables rindan cuentas de sus actos, servir a la justicia y lograr la
reconciliación”. Y, se precisa que “esta
consiste en procesos y mecanismos tanto judiciales como no judiciales,
incluyendo acusaciones, comisiones de la verdad, reparaciones, reforma
institucional y consultas nacionales”[18].
Luego el citado Documento,
señala que, en la Justicia en tiempos de transición, “la reconciliación puede
entenderse de muchas maneras y tiene muchas dimensiones, y es un elemento de la
justicia de transición. Ello por cuanto después de situaciones de conflicto, es
necesaria la reconciliación, en razón que las personas necesitan sanar y
superar sus traumas. Por lo que es necesaria entre las personas para
restablecer las relaciones y las comunidades, especialmente las relaciones
entre las víctimas y los agresores; y en el ámbito sociopolítico para
restablecer las relaciones entre los grupos sociales, políticos, étnicos,
religiosos y de otro tipo. En este aspecto, considera que la reconciliación
política puede ser particularmente difícil, pues, o bien puede ser precipitada
y superficial en ocasiones; o incluso un eufemismo para amnesias históricas o
una pantalla para una amnistía. Pero cuando se hace correctamente, puede ser
crucial para superar los efectos de una violencia generalizada y evitar que
esta vuelva. Sin embargo, y ello, es importante, destaca el Documento, en comento,
que la reconciliación después de la violencia requiere que se diga la verdad y
que haya una transformación social, así como misericordia y perdón. Como
ejemplo, indica el caso de Colombia, en el cual, “tras los acuerdos de paz de
2016 entre el gobierno y la insurgencia armada más grande del país, los líderes
eclesiales han hablado de dos tipos de reconciliación posibles:
"fuerte" y "débil". Y, se concluye que “su meta no es
alcanzar la forma más superficial de reconciliación, sino una que sea profunda
y robusta, y que implica una verdadera conversión a una cultura del perdón y la
paz”.
El International Center for
Transitional Justice (Centro Internacional para la Justicia de Transición o ICTJ,
por sus siglas en inglés), se indica en el Documento citado, describe la
reconciliación como "un complejo conjunto de procesos que implican
construir o reconstruir relaciones, a menudo en períodos inmediatamente
posteriores a violaciones masivas y generalizadas de los derechos
humanos". Y se considera la
reconciliación débil cuando implica llegar a cierto nivel de coexistencia
pacífica, pero sin lograr relaciones significativas restauradas que se basen en
valores compartidos. Esta reconciliación
débil, se advierte, implica una confianza y respeto muy frágiles, y no llega a
un reconocimiento mutuo y significativo de la dignidad del otro. En cambio, la
reconciliación fuerte se enraíza en restaurar la dignidad de todos los implicados
y logra una confianza y respeto mutuos. Además, implica “revertir las causas
estructurales de la marginación y la discriminación, y restituir a las víctimas
a su estatus como titulares de derechos y ciudadanos” (ICTJ, “The Place of
Reconciliation in Transitional Justice” [“El lugar de la reconciliación en la
justicia de transición”)[19].
5.1.
Elementos políticos
y sociales de la transición y la reconciliación.
De acuerdo
con el Documento “Posturas católicas ante la justicia de transición y los
procesos de reconciliación. Lineamientos para la reflexión y la planeación”,
mediante cita de Daniel Philpott, se concluye, que la reconciliación en el
ámbito social o político exige seis prácticas interrelacionadas[20]:
1. Construir instituciones socialmente justas: crear leyes e
instituciones sociales que se ganen la confianza de la gente, y que protejan y
promuevan los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho.
2. Reconocimiento: hacer luz sobre la verdad y llamar a las
violaciones de los derechos humanos por su nombre para quitarles poder y
legitimidad, aumentar la conciencia pública de lo ocurrido y hacer efectivo el
deseo de reparar a las víctimas.
3. Reparaciones: ofrecer reconocimiento público y formal del
sufrimiento y reparar debidamente el daño; también, fortalecer el compromiso
político con los derechos humanos y la justicia.
4. Castigo: castigar a los agresores, removiendo la
"victoria" de las injusticias y violaciones de los derechos humanos,
y reconociendo la dignidad, la ciudadanía y los derechos de las víctimas.
5. Petición de perdón: ayudar a que la cultura abandone las
estructuras de injusticia y violencia, e iniciar la conversión personal de los
agresores; contribuir también al restablecimiento de la comunidad política.
6. Perdón: comprometerse con un futuro donde las injusticias y las
violaciones de los derechos humanos ya no tengan poder y expresar la
disposición para reconstruir la comunidad y el respeto mutuo; también ratificar
las peticiones de perdón y dar paso a la restauración.
5.2. Factores de la eficacia de los procesos de reconciliación y transición.
Respecto de los factores que contribuyen a una acción
eficaz en contextos de postconflicto y postviolencia, algunos tienen que ver
con el contexto concreto, otros con los actores involucrados, como los siguientes:
1.
El fin, o una disminución considerable, de la
violencia.
2.
Suficiente margen de acción, es decir, la
libertad política, cultural y legal para tomar parte en las iniciativas de paz.
3.
Compromiso con la paz y la reconciliación por
parte de interesados: el gobierno e insurgentes u opositores, deben desear
verdaderamente la paz y aplicar de forma efectiva las medidas contempladas en
un acuerdo firmado.
4.
Recursos
humanos y financieros adecuados para la paz y la reconciliación
5.
Suficiente formación y capacidad en el campo de
la justicia de transición y la reconciliación
6.
. Colaboración con otros actores claves
7.
La sociedad civil debe apoyar también
decididamente la paz.
6.
Retos y
dilemas en los procesos de transición y de la reconciliación.
Concluyo mis comentarios sobre la parte de la justicia
transicional y la reconciliación, citando del Documento, que he venido
reseñando, sus retos y dilemas:
1.
Lograr un equilibrio entre la promoción de la paz y la
implementación de la justicia.
2.
Apoyar la dignidad de las victimas sin descuidar la dignidad de
los agresores como personas humanas.
3.
Mantener la unidad y respetar la diversidad de opiniones y
experiencias.
4.
Crear asociaciones y coaliciones sin comprometer la identidad que
distingue a los promotores de la paz y la reconciliación.
5.
Involucrarse con los gobiernos y conservar la integridad y evitar
la politización.
6.
Elegir el lenguaje, los símbolos y los instrumentos más apropiados
y eficaces.
7.
Mantener un compromiso o acuerdo y una colaboración a largo plazo.
7.Reflexión Final.
Como comentario final al Documento “Posturas
católicas ante la justicia de transición y los procesos de reconciliación.
Lineamientos para la reflexión y la planeación”, objeto de este trabajo, en mi
criterio, considero que la doctrina de la Iglesia, en esta materia viene a ser
la filosofía de la justicia restaurativa. Es decir, los principios de
orientación, de esta Justicia, según John Braithwaite, que es «un proceso en el cual
todas las personas afectadas por una injusticia tienen la oportunidad de discutir
cómo han sido afectadas por ella y decidir qué debe hacerse para reparar el
daño. Porque el delito hace un daño, en un proceso de justicia restaurativa se
intenta que la justicia sane. Por ello, algo central en el proceso son las
conversaciones entre aquellos que han sido dañados y aquellos que han infligido
el daño”[21].
Sin embargo, constitucionalmente en los casos de los delitos de lesa humanidad, además de ser imprescriptibles, no es posible aplicar esta Justicia[22].
En estos delitos por la falta de igualdad entre las partes
los métodos restaurativos en situaciones de violencia son ineficaces en los
casos de violaciones graves de derechos humanos. Estos delitos, según el
Estatuto de Roma, son los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional
en su conjunto, como los siguientes crímenes: a) El crimen de genocidio; b) Los
crímenes de lesa humanidad; c) Los crímenes de guerra; d) El crimen de
agresión. En cuyo caso no proceden la exención de responsabilidad penal ni
existirá ningún motivo para reducir la pena, así como tampoco
las inmunidades por el cargo oficial de una persona, sea Jefe de
Estado o de Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, o representante elegido o funcionario de
gobierno[23]. Asimismo, la Convención adoptada por la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas, en su resolución 2391 del 26 de noviembre
de 1968, declaró la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes
de Lesa Humanidad[24].
Esta Convención, a pesar de no haber sido suscrita y ratificada por la
República, es de aplicación en el ámbito jurídico venezolano, puesto que, en
caso de ser desconocida, redundaría en el fomento de acciones contrarias a los
derechos humanos, las cuales se verían resguardadas en la impunidad de sus
perpetradores, que prohíbe el artículo 29 de la Constitución.
En el orden de ideas expuesto, el Bloque Constitucional
de Venezuela, en su Proyecto de Reinstitucionalización del Sistema de Justicia,
proclama que “La Justicia Transicional no es ni impunidad ni venganza”.
Caracas, 28 de febrero de 2023.
[1]
Exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia de la
República de Venezuela. Expresidente e Individuo de Numero de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales. Ex consultor Jurídico de la Presidencia de la
Republica. Miembro Correspondiente de la Academia de Mérida. Doctor Honoris
Causa y Profesor Honorario de la Universidad de Los Andes. Doctor Honoris Causa
de la Universidad del Zulia. Profesor Honorario de la Universidad Católica de
La Plata, Argentina. Profesor de
potsgrado la Universidad Católica Andrés Bello, de la Universidad Central de
Venezuela y de la Universidad Monte Ávila. Coordinador Nacional del Bloque
Constitucional de Venezuela.
[2]https://cpn.nd.edu/
[4] https://keough.nd.edu/es/
[5] https://www.crs.org/
[6] Por ejemplo, Cuando
las transiciones políticas funcionan: la reconciliación como interdependencia (2020), de Fanie du Toit. Justicia
restaurativa, reconciliación y consolidación de la paz (2014), de Jennifer J. Llewellyn y Daniel Philpott. Y, Estrategias de paz (2010),
de Daniel Philpott y Gerard Powers
[7]Posturas
católicas ante la justicia de transición y los procesos de reconciliación
Lineamientos para la reflexión y la planeación”, CPN,(Kroc Institute for
International Peace Studies , CRS, diciembre 2018 (https://cpn.nd.edu/assets/321878/cpn_tjr_spanish.pdf),
[8] Gaudium
et spes (vatican.va) (núm 7)
[9] The Challenge of Peace: God's
Promise and Our Response (El Reto de la Paz) (Núm. 33). (Microsoft
Word - The Challenge of Peace.doc (usccb.org)
[10]. EL UCABISTA. LA IMPRUDENTE VISITA DEL PAPA | POR LUIS UGALDE (Publicado por Comunicaciones UCAB | Feb 15, 2023.
[11] La Jornada Mundial de la Paz 2017: «La no violencia: un
estilo de política para la paz» | Francisco (vatican.va)
[12] Jacob y Esaú
(Génesis 33:1-20). La historia del hijo
pródigo (Lucas 15:11-32) y las imágenes de reconciliación entre Dios e Israel a
lo largo de los profetas del Antiguo Testamento.
[13] Africae munus, exhortación apostólica postsinodal sobre
la Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz (19
de noviembre de 2011) | Benedicto XVI (vatican.va)
[14] Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano, La Iglesia en la actual transformación
de América Latina a la luz del Concilio (Bogotá, Colombia: Secretariado General
del CELAM, 1968), #14-19.
[15] Conferencia Episcopal de Uganda: Towards a Democratic
and Peaceful Uganda Based on the Common Good (Kampala: Uganda Catholic
Secretariat, 2005); Building a Peaceful, United, and Prosperous Uganda Through
Free and Fair Elections (Kampala: Uganda Catholic Secretariat, 2010); Fifty
Years of Independence: Celebrating Our Heritage (Kampala: Uganda Catholic
Secretariat, 2012).
[16]
https://www.aciprensa.com/noticias/obispos-de-venezuela-llaman-a-nueva-etapa-de-reconciliacion#:~:text=Al%20cierre%20de%20su%2089%C2%BA%20Asamblea%20Ordinaria%2C%20la,le%C3%ADdo%20al%20final%20de%20la%20Asamblea%20por%20Mons.
[17] https://www.vidanuevadigital.com/wp-content/uploads/2013/04/Documento_Conclusivo_Aparecida.pdf
[18]
“Nota orientativa sobre el enfoque de las Naciones Unidas a la justicia de
transición”, (marzo de 2010)
[19]
https://www.ictj.org/publication/reconciliation-transitional-justice
[20] 6 Daniel Philpott, Just and Unjust
Peace: An Ethic of Political Reconciliation (New York: Oxford University Press,
2012), 171-285
[21] Braithwaite, John (2004). «Restorative
Justice and De-Professionalization».
[22] Artículo 29 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
[23]
Artículos 5º. Y 28 (Estatuto-de-Roma.pdf (icc-cpi.int)