Caracas 10 de agosto de 2015
Roberto
Enríquez
Presidente
de COPEI Partido Popular
Ciudad:
Estimado Roberto.
Por razones de principios y por mi
convicción de que solo los militantes de un partido son quienes deben resolver
sus disputas internas y quienes además son la fuente de la legitimidad de la
elección de sus autoridades partidistas, y no terceros extraños, como se
desprende del artículo 67 de la Constitución, considero que la sentencia de la
Sala Constitucional de fecha 30 de julio del presente año, que removió la Mesa
Directiva Nacional de COPEI y designó en su lugar una Junta Provisional Ad Hoc,
integrada por los mismos demandantes de la supuesta acción de protección de
intereses difusos o colectivos ejercida
en contra de dicha Mesa, electa en
proceso eleccionario interno, representa
una intervención en el régimen interno de un partido político. Por esta razón, me dirijo a Ti, como
Presidente de la referida Mesa, quien, por lo expuesto, considero que ostentas la legítima
representación de COPEI ante sus militantes
y la opinión nacional. Además, por
considerar que por encima de una disputa
interna, por cuestiones de postulaciones parlamentarias, en donde pueden
existir razones de parte y parte, está la suerte de nuestra sociedad, en la que
la unidad es la garantía de su alternativa democrática, me solidarizo con tu
posición de que COPEI continúe dentro de
la MUD, como plataforma de integración de los sectores progresistas
democráticos del país. Lo interno, por más que pueda ser criticado, no puede
sobreponerse sobre los intereses nacionales.
No obstante, considero mi deber como
socialcristiano de convicción y como humanista de corazón y razón, hacerte
saber que he disentido de la forma como COPEI,
que históricamente es el partido que sea ha definido como
socialcristiano en Venezuela y que ideológicamente representa la plataforma
democristiana, se ha comportado en el contexto político venezolano como el
partido que dice tener el socialcristianismo como su filosofía y la democracia cristiana como su
ideología. Por esta razón moral de ser
un socialcristiano de raíz, formado por dirigentes que hicieron de esa
filosofía e ideología un compromiso de vida política de servicio guiado
por principios morales más allá de lo
circunstancial, me permito expresarte,
como Presidente legítimo de COPEI, que
eres, mis reflexiones sobre la vigencia de la democracia cristiana en
Venezuela, dada la situación interna del partido que diriges, y que por el
conflicto que sacude su militancia y que ha consternado la opinión pública, te obliga presentar ante los copeyanos, sin
distinción, y ante los sectores social y humanistas cristianos de Venezuela, una
nueva alternativa democristiana, en razón de que con sinceridad y con dolor
creo que COPEI no la encarna.
Reflexiones que te envío porque como Vicepresidente que fui de COPEI,
considero que no es solo mi deber sino también mi derecho de llamarle la
atención sobre la necesidad de su regeneración y renovación, para la vigencia
de la democracia cristiana en Venezuela.
Asumo personal y moralmente la responsabilidad
de las presentes reflexiones:
1.
¿Cuáles
son los retos de la Democracia Cristiana (DC) en Venezuela y cuáles son sus oportunidades y
fortalezas?
Parto de la base que la DC ha
perdido vigencia en la sociedad
venezolana, no porque sus postulados
fracasaron en esta sociedad, sino porque su
militancia política los dejaron de aplicar y difundir y por causa de
las divisiones de carácter personalista que afectaron, entre otros partidos, principalmente a COPEI,
dando lugar a escisiones que se convirtieron en partidos políticos de pensamiento
socialcristiano (Proyecto Venezuela y Convergencia); o a
que algunos de sus dirigentes se incorporaran a otros partidos de centro
derecha como Primero Justicia (PJ) o
Voluntad Popular (VP), o de centro izquierda como Unión Nuevo Tiempo (UNT) o Alianza Bravo Pueblo (ABP). Al igual que antiguos dirigentes de COPEI se
separaron para constituir un movimiento de opinión (Demócratas Cristianos Independientes) o se decidieron por su independencia partidista. Pienso, por tanto,
que el reto principal de la DC actualmente es la recomposición del
socialcristianismo en Venezuela mediante
una dialogo amplio para procurar
su reagrupación en una plataforma ideológica, que congregue a todos los sectores de
pensamiento socialcristiano y humanista , tanto políticos como independientes, en una concertación programática de promoción
y difusión de sus principios doctrinarios, que podría constituir una
Concertación Social Cristiana o
Concertación Demócrata Cristiana
Humanista (CSC o CDCH). Las oportunidades las aprecio porque existen
en Venezuela un Partido Social Cristiano,
como COPEI, de estructura nacional,
y partidos como Proyecto Venezuela y Convergencia, de estructura fundamentalmente regional, de
origen democristiano, y
dirigentes de otros partidos de
centro derecha o de centro izquierda,
nacionales o regionales, que participan del mismo pensamiento humanista,
así como de un amplio sector de independientes socialcristianos o demócratas
cristianos que generan opinión, y un cuadro de dirigentes y de personalidades
de prestancia y de autoridad política y moral
a nivel nacional o regional. Al
igual que un movimiento universitario democratacristiano (DCU). Asimismo, son oportunidades para la vigencia
de la DC la existencia de Centros de Formación en materia de la doctrina social
de la Iglesia y del pensamiento socialcristiano y de la plataforma política
demócrata cristiana, en Partidos Políticos,
Universidades y Centros de Estudios ( Secretaria de Formación
de COPEI, Universidad Cecilio Acosta,
UCAB, Universidad Monte Ávila, Fundación
Konrand Adenauer e IFEDEC),
y de intelectuales acreditados en
el estudio de la doctrina socialcristiana,
al igual que la vinculación que
se tiene con la ODCA[1],
la IDC y IP[2]
y el Grupo PPE-DE[3]
en el Parlamento Europeo; son todas oportunidades para la recomposición del
socialcristianismo como base para una concertación de los diversos sectores
democristianos. En ese orden de
ideas, los vínculos con la Iglesia
Católica y con iglesias cristianas, son otro
factor que hace factible esa
recomposición en una plataforma unitaria del pensamiento
democristiano-humanista. Finalmente, la
presencia de jóvenes dirigentes de pensamiento socialcristiano en partidos políticos en universidades y
liceos, o en los movimientos
laicos, es otro elemento a tener en
cuenta en la recomposición del socialcristianismo.
En consecuencia, para mí el reto de
la DC es la recomposición de los
diversos sectores
socialcristianos y humanistas en una concertación fundamentalmente
ideológica para acciones concertadas
políticas o electorales y para la toma de decisiones relativas a la conformación de un Grupo Democristiano Humanista
(GDCH). Considero necesario tomar decisiones en esta materia, por lo que
sugiero se convoque a los sectores y pensadores socialcristianos emblemáticos
a una Convención o Congreso Ideológico o
Jornada de Reflexión sobre la vigencia de la doctrina social de la Iglesia y de
la DC en Venezuela, para discutir sobre su continuidad
histórica, para lo cual los antecedentes
de convocatorias de Congresos anteriores y su contenido temático pueden servir de referencia[4].
2.
¿Cuáles
son los temas-problemas en la Venezuela del siglo XXI de los cuales debe apropiarse la DC?
Creo que la DC
debería preocuparse de aspectos
verdaderamente eminentes e innovadores,
no solo de carácter inmediato, sino trascendentes, que permitan su relanzamiento. En este
orden de ideas, creo que el repensar de la DC, sobre la revalorización de la persona, la
jerarquización de la sociedad en el contexto del Estado democrático social de
Derecho y de Justicia, en un Estado ciudadano y solidario, en lugar de un Estado supremo, deberían ser materias de reflexión, para
el examen de la política y del
papel de los partidos democristianos-humanistas, como la base sólida del
desarrollo económico y social con libertad y
justicia social. Y, donde se
contemple la función de la política como
instrumento al servicio del ciudadano; y para que la democracia se llene de
contenido ético y axiológico, como “una empresa moral”, de modo que la
democracia cristiana y los partidos que la profesan y humanistas vuelvan a sus postulados principistas y se
alejen de lo pragmático. Dado el sentido
socialcristiano de la política, la
democracia cristiana debe enfatizar en
la definición de la democracia como un compromiso para los
demás, es decir, en el concepto
del Estado ciudadano o del ciudadano.
Esta concepción debe ser el verdadero significado de la democracia que la DC debe postular como instrumento del respeto y de la eficacia
de los derechos humanos, cuya
fuente es la dignidad de la
persona, según la filosofía humanista a la cual se adhiere la DC
y por su ideología socialcristiana
y el humanismo por el carácter antropocéntrico de su pensamiento.
Por supuesto,
que no se puede prescindir del acontecer nacional, en la cual la DC, como movimiento ideológico
que ha contribuido por sus valores y principios en la construcción y en la defensa de una democracia
con justicia social, debe
revalorizar y actualizar su planteamiento socialcristiano de la economía social
y solidaria del crecimiento con equidad. Pienso, que el Estado ciudadano y solidario,
de respeto a los derechos humanos y de protagonismo de la sociedad, y de
promoción del rescate la democracia
política, del crecimiento económico y
del desarrollo social, puede ser un
tema del cual en el presente Siglo se ocupe la DC y el
humanismo en Venezuela, ante al tésis del Estado Comunal que el llamado Socialismo del Siglo XXI
quiere implantar en Venezuela.
3.
El
mensaje renovador del socialcristianismo.
En primer lugar, el mensaje
debe ser el de la reunificación del socialcristianismo. Y en segundo lugar, un mensaje sobre el Estado ciudadano y
solidario, de inclusión social para
construir una democracia con igualdad de oportunidades y para la
realización de la justicia social, en libertad, mediante un desarrollo económico equitativo y
solidario y el pleno respeto a los derechos humanos. Más que
en la denuncia del descontento ante la crítica situación política, social y
económica, el mensaje del socialcristianismo renovado debe ser el de una alternativa democrática de inclusión, de
empoderamiento de los sectores populares en estructuras participativas
autónomas y responsables y de fortalecimiento de los entes intermedios de la
sociedad, en base a una concertación. De
este modo el humanismo tendría cabida en esa reunificación.
La apreciación de pensadores de otras
ideología de cómo ven la DC es un
criterio para orientar su mensaje y su acción en la Venezuela actual. En este orden de ideas, me permito citar el papel
que en la democracia política representa
la DC, según un marxista
científico chileno, como Clodomiro
Almeida, ex Canciller del gobierno de
Salvador Allende, quien dijo lo siguiente: “En
general, la fuerza de la democracia cristiana deriva más de su rol en el centro
político, y de su influencia informal en la tecnocracia, el movimiento sindical
y la Juventud, que de su potencialidad orgánica. Encuentra por otra parte un
importante competidor en los partidos de orientación socialdemócrata con los
que se disputa la hegemonía del centro político, a la vez que se desarrollan en
su seno tendencias antagónicas de derecha y de izquierda que conspiran contra
su operatividad”[5].
En concreto, que
la política centrista y de reunificación de sus tendencias, en una plataforma ideológica socialcristiana
y humanista de promoción del Estado ciudadano y solidario, es un mensaje que
cabe a la DC para rescatar y consolidar su vigencia en Venezuela.
4. La responsabilidad de COPEI
COPEI ha sido un instrumento y expresión de la DC en
nuestro país por lo que no se puede prescindir de él, para ese cometido
de
reunificación de las tendencias
socialcristianas, en una plataforma
ideológica socialcristiana y humanista, porque, además
de ser un partido nacional que se define como partido
democristiano, está estructurado en cuadros de dirigentes y
militantes, y ha sido el fundador de la
DC en Venezuela, por lo que históricamente tiene un puesto en la
política en Venezuela. Sin embargo,
COPEI debe igualmente dar muestra de su voluntad de revisión de sus posturas y
de renovación, así como de amplitud ante
los diferentes sectores socialcristianos. Así como de un alejamiento del personalismo o
de estructuras cupulares y de un comportamiento ético como partido de fuentes
cristianas que es. Por tanto, COPEI, con
un mensaje renovador, podría ser el motivador de la recomposición del
socialcristianismo, junto con otros partidos afines, con el estimulo de la Iglesia Católica, para
el reencuentro de sus diversos sectores,
en una plataforma ideológica,
compuesta por COPEI y los otros partidos
y movimientos de origen socialcristiano y personalidades y
dirigentes que participen de la misma
formación, o de pensamiento humanista,
en una Concertación Social
Cristiana-Humanista (CSCH), que
ponderaría la conveniencia o no de conformar un solo partido o de mantener la CSCH
como una instancia de confluencia socialcristiana y del humanismo, de
partidos afines para el diseño de estrategias políticas y electorales. Para ello,
debe proceder a gestionar la integración de un Grupo para el Dialogo o
Reflexión de los Sectores Socialcristianos y de inspiración humanista. Cometido, que a mi juicio, no debería COPEI promoverlo como una tarea de su quehacer político, sino como una
propuesta que va más allá de sus cuadros dirigentes y de militantes. La
experiencia italiana puede orientarnos sobre las alternativas de la refundación
de la DC, después de su desaparición
como partido político en la primera mitad de los años 90, En efecto, en un primer momento se creó el Partito
Popolare Italiano( PPI) . Y la
derecha del partido creó el Centro Cristiano Democrático (CCD), cuyos miembros eran partidarios de unirse al Pueblo de la Libertad, coalición de centro-derecha. Posteriormente, la mitad del PPI crearía el
partido Cristiani Democratici Uniti
(CDU). Sin embargo, la mayor
unidad democristiana llegaría con la
Unión de los Demócratas Cristianos y de Centro donde confluirán CCD, CDU
y Democracia Europea (DE), otro
partido democristiano centrista. La CDU, junto con los Populares UDEUR, de Clemente Mastella, es la heredera más directa
de la primigenia Democracia Cristiana. Pero que congrega un universo mayor como
lo son los populares y partidos de centro, unidos los demócratas cristianos por
sus fuentes humanistas. Por otro lado,
dentro de esa pluralidad, pienso que en Venezuela cabe también la formación de
partidos regionales socialcristianos,
que se integrarían a la plataforma unitaria democristiana en procesos
electorales nacionales, o, la inversa, esta plataforma se uniría a los partidos
regionales en los procesos regionales; o a la hora de formar gobiernos locales
o nacionales. A mi parecer, dada la realidad actual de COPEI, así como
sus fortalezas y recursos, en mi modesto
criterio, la mayor responsabilidad de COPEI para la vigencia de la DC en
Venezuela, es la promoción de una
fórmula integrada o confederada de
partidos demócratas cristianos y de centro e independientes, en la plataforma
de la Democracia Cristiana Unida (DCU).
Estimado
Roberto, termino como reflexión final, con las palabras de Arístides Calvani, a
quién se le debió la reunificación del socialcristianismos en Latinoamérica: “Primero
soy cristiano. Después demócrata. Luego
demócrata cristiano”. Por estas tres
definiciones, los democristianos hemos
de estar unidos.
Con el mejor de los aprecios y por la renovación de
COPEI y por la democracia cristiana
unida (DCU) de Venezuela, así
como con mi aspiración de que por
la UNIDAD y sin divisiones consigamos
una Venezuela llena de paz y reconciliada,
se despide tu amigo y compatriota
socialcristiano,
Román J. Duque Corredor
[1] Organización Demócrata Cristiana de América
[2] Internacional Demócrata Cristiana y Popular
[3] Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos y Demócratas
Europeos en el Parlamento Europeo
[4] Primer Congreso Ideológico “Arístides Calvani”, en 1.986 y
Segunda Convocatoria del Congreso Ideológico “Arístides Calvani”, del 31
de octubre de 2001.
[5] “La democracia cristiana en
América Latina”, NUEVA SOCIEDAD NRO.
82 MARZO-ABRIL 1986,
PP. 139-149.
No hay comentarios:
Publicar un comentario